La salud mental no consiste en arreglarse, sino en encontrar el camino de vuelta a uno mismo, una y otra vez. Para Madina Alam, terapeuta licenciada y practicante de yoga, el camino ha sido todo menos lineal.
Como concursante de la 28ª temporada de The Bachelor, Madina compartió en pantalla un momento vulnerable sobre la presión que sentía para casarse. La respuesta en Internet fue rápida y dividida. Algunos le ofrecieron su apoyo; otros desestimaron por completo su sensibilidad. En lugar de retirarse, Madina utilizó la reacción como combustible. Ese momento se convirtió en la chispa de su plataforma Di lo que sientes, es sexy, un espacio para desafiar el estigma y honrar lo que significa ser plena y conscientemente uno mismo. "Ser consciente de uno mismo no es una debilidad. Es algo por lo que todos deberíamos luchar".
Esa misma creencia en la autoconciencia y la honestidad es lo que la llevó a la terapia. "Me encanta poder recordar a la gente su poder", dice.
Como especialista en Prevención de la Respuesta Expositiva (PRE), una terapia basada en el comportamiento para el TOC y la ansiedad, Madina aborda la salud mental desde una perspectiva profundamente práctica y orientada a la acción. Cree que la curación no consiste sólo en hablar de las emociones, sino en aprender a actuar con ellas.
En su opinión, la terapia puede y debe estar tan normalizada y estructurada como el entrenamiento personal. Eso significa herramientas prácticas, cambio en tiempo real y movimiento, no sólo análisis. "Si no te gusta cómo te sientes", suele decir a sus clientes, "tienes que actuar en consonancia con cómo quieres sentirte".
El yoga ofrece un espacio para practicar ese tipo de cambio: moverse a través de la resistencia, la incomodidad e incluso el miedo.
El yoga como complemento de la terapia
Madina suele recomendar el yoga a sus clientes no sólo por sus beneficios físicos, sino también por la forma en que esta práctica modifica nuestra relación con el malestar. Considera que el movimiento es una de las formas más eficaces de salir de la cabeza y entrar en el momento.
Para los clientes que sufren ansiedad o sobrecarga emocional, la capacidad de actuar físicamente -especialmente en un entorno en el que la respiración y la presencia son fundamentales- es un poderoso contrapeso a los pensamientos en espiral. En la esterilla, aprendemos a aceptar la incomodidad. Es una lección que se extiende a la vida diaria.
De la desconexión al descubrimiento
Antes de empezar la universidad, Madina sufría desórdenes alimenticios y no alimentaba su cuerpo de forma saludable. Un psicólogo llegó a aconsejarle que no se mudara para ir a la universidad, advirtiéndole de que vivir lejos de casa podría empeorar las cosas. Pero a Madina le ocurrió todo lo contrario cuando se matriculó en la Universidad Stony Brook. Era la primera vez que vivía fuera de casa, y aunque el cambio fue emocionalmente traumático, también marcó un punto de inflexión. Entró en un estudio cercano hot yoga e inmediatamente se enamoró de la práctica física.
El yoga le dio una razón para alimentarse. Empezó a comprender que, para practicar, tenía que comer. Esa simple verdad se convirtió en un catalizador para sanar su relación con la comida y, en última instancia, consigo misma.
Hoy comprende que el yoga es algo más que movimiento. "Es como un microcosmos del mundo real", dice. "Cómo respondemos en la esterilla es cómo solemos responder fuera de ella. Se trata de aprender a sentarse con la incomodidad, a moverse con la respiración y a ir más despacio.
"Respiración, límites y equilibrio
En la actualidad, Madina integra los principios del yoga tanto en su práctica personal como en su trabajo terapéutico. El trabajo respiratorio, especialmente la respiración ujjayi, la ayuda a estar presente a lo largo del día. Los ejercicios de atención plena crean un espacio entre el pensamiento y la reacción, y la meditación ofrece un espejo para observar sin juzgar.
Tiene cuidado de señalar que aceptación no significa aprobación. "La atención plena consiste en aceptar lo que es, no porque te guste, sino porque gastar energía resistiéndote a lo que no puedes controlar suele empeorar las cosas", explica.
Este cambio -observar sin reaccionar, crear espacio en lugar de control- se hace eco de las enseñanzas yóguicas más profundas del aparigraha, o no apego. Es un recordatorio de que dejar ir los resultados, las expectativas o la necesidad de arreglar puede crear la claridad y la libertad que a menudo buscamos.
Presentarse es la práctica
Para cualquiera que se sienta desconectado o abrumado, Madina ofrece un nuevo enfoque: ¿y si esa conciencia es una señal de que estás más en sintonía de lo que crees? El trabajo no consiste en evitar los días difíciles. Se trata de aprender a afrontarlos con presencia.
El yoga, dice, es uno de los pocos espacios donde la incomodidad es esperada, incluso bienvenida. No es una actuación. No siempre es pacífico. Pero es honesto.
Tanto en la terapia como en la esterilla, lo más importante es estar presente. Ahí es donde empieza la transformación.
Ampliando la conversación
Madina cree que la vulnerabilidad merece más espacio: no sólo en la terapia, sino en la vida cotidiana. A través de eventos comunitarios en Charlotte, Carolina del Norte, está creando espacios donde la gente se conecta a través de la narración de historias y se siente vista por mostrarse tal como es.
"El mensaje nunca es único", dice. "Pero la historia que hay detrás sí lo es
".

Madina Alam es una terapeuta de salud mental licenciada, practicante de yoga y modelo con sede en Charlotte, Carolina del Norte. Síguela en Instagram en @dinalynee o infórmate sobre su trabajo en mentalhealthissexy.org.
Fotos: Josiah Richwine y Rico Marcelo
Madina lleva el sujetador y los leggings Manduka Dhara en Phantom Heather.


